LUMINISCENCIA
Por Úrsula Ochoa | ARTISHOK | 18 Nov. 2023
Por siglos, la luz ha sido aliada de los artistas y pintores que han visto en ella la herramienta esencial para realizar sus obras. En el paleolítico, cuando ni siquiera había un concepto propiamente establecido sobre el “arte”, los hombres pintaban a la luz de las brasas del fuego o con lámparas de grasa rústicamente elaboradas cuando les hacía falta la luz del día. Y en el arte contemporáneo, artistas como Francis Bacon han preferido la luz eléctrica a la luz natural.
Con base en estas metodologías y efectos específicos de la luz, la galería Casa Hoffmann ha organizado Luminiscencia, propuesta ganadora de la Beca Red de Espacios Independientes y la Beca Desarrollo de Estrategias de Comercialización para las Artes y la Cultura de Colombia.
La exposición, parte de una serie de investigaciones que ha realizado Casa Hoffman sobre arte y tecnología, reúne las obras de siete artistas que utilizan la luz como medio conceptual y formal dentro de sus lenguajes. Cada propuesta pone en tensión los encuentros entre claridad y oscuridad a partir de procesos metodológicos específicos y prácticas tecnológicas experimentales.
En este sentido, el eje central de la muestra es la relación entre luz y tecnología, la que también revela, como es evidente, variadas posibilidades formales y discursivas, “a la vez que el dominio técnico de lo intangible da paso a un amplio espectro de experiencias sensoriales”.
La investigación llevada a cabo para la exposición pone en relieve las diferentes formas y usos de la luz, citando a pintores clásicos como Giotto y Caravaggio o los pintores flamencos, cuyos bodegones daban cuenta de la preocupación por crear atmósferas desde las interacciones de luz y sombra “desde la austeridad protestante”.
Asimismo, los impresionistas en el siglo XIX trabajaron bajo la luz natural y gracias a los avances tecnológicos pudieron acercarse a grados de experimentaciones formales mucho más arriesgadas donde la percepción y el color constituyeron un modelo específico de creación.
“[…] los tubos de pintura y el ejercicio au plein air abrieron nuevas posibilidades. Además, durante ese largo siglo XIX tomaron fuerza las tecnologías de la visión, desde la naciente fotografía hasta artefactos históricos como la cámara oscura, las linternas mágicas, o los fisionotrazos. La luz, casi como instrumento mágico, seguía construyendo existencia”.
Sería la luz eléctrica la que liberaría a los artistas de la dependencia de la practica diurna. Artistas contemporáneos como Edward Hopper o Jenny Holzer partieron de la luz para crear atmósferas y abordar realidades propias de su contexto sociohistórico.
Hubo una época en la que realizar una actividad a la cara luz de las velas era para la clase burguesa, un símbolo de estatus social. De ahí que, cuando Goya incluyó su autorretrato a la luz de las velas en un retrato familiar de su mecenas don Luis de Borbón, elaboraba una afirmación tanto social como una referencia a su actividad artística.
“A partir de enfoques científicos, mecánicos, robóticos y artesanales, los artistas presentados continuarán resignificando el uso y la presencia de la luz dentro del arte desde lenguajes contemporáneos. Problematizan cuestiones físicas, metafísicas, ontológicas y plásticas, mientras que, al encontrar la luz con la oscuridad, abren espacios para preguntarse sobre su lugar de creación y percepción”, enfatiza el texto curatorial.