María Adelaida Samper – William Contreras | APUNTE

¿El arte contemporáneo es una fuente de alegría?
¿En qué se parecen la alegría y el conocimiento?
¿Por qué crees que la sociedad, y desprendidas de ella las artes, valoran tanto la seriedad?
¿Y deberíamos, como quien dice, comerle a esa vaina?

El cinismo que demanda tener estilo en la actualidad convierte a la alegría en un sentimiento casi vulgar, lo que hace que el positivismo tienda a adquirir un matiz a Paulo Coelho, como de autosuperación e ingenuidad poco sofisticada formalmente. Pareciera que la alegría queda reservada para los cristianos y las familias con hijos menores de 12 años. ¿Pueden imaginarse la imagen social de un adulto inteligente y siempre alegre? Sería considerado un acto extravagante.

El chiste actualmente tiene algo de risa pero poco de alegría. La alegría se relaciona con la tranquilidad y la satisfacción, mientras que el humor contemporáneo se centra en la disrupción, la sorpresa y la generación de juegos semióticos que buscan reducir el poder de las situaciones horribles que nos toca soportar en esta en esta seudo-democracia feudal cada vez más confusa. Ante la confusión surge la «burlación», o como se que cree que decía Helio Oiticica: «Gracia ante la desgracia». El humor es una cosa muy seria. La alegría y el conocimiento se parecen en el sentido de que son el capital humano más explotable actualmente. Por ejemplo, el mayor comercio en internet es la venta de data desprendida de contenidos generados por  los usuarios: Las estadísticas de redes sociales. Dichos contenidos están conformados en su gran mayoría por satisfacciones inmediatas de memes, selfies, ASMR y todo ese confort del sistema límbico reptiliano, que alude a la excitación de los mecanismos instintivos más básicos de la mente. Chistes bobos y distracciones fáciles, mejor dicho. Pensando ya en el humor propiamente dicho, la discusión se tornaría más compleja e interesante. Por otro lado, al considerar la esencia del humor la discusión se puede poner más compleja e interesante, pues las inteligencias artificiales aún no pueden generar sarcasmo, melancolía o empatía. Los estados anímicos van mucho más allá de la reacción nerviosa y lidian con el caos de los afectos que nos conforman.

En ese sentido, el humor es siempre una invitación a pensar. Es decir, está el primer reflejo: la risa, pero luego viene la pregunta ¿Por qué esto me hace reír? Y es que reírse no es diferente a cuestionarse;  la risa es un cuestionamiento en potencia y el humor es una invitación a adentrarse en temas complejos, sin la amenaza del aburrimiento que a veces se percibe en un primer encuentro con la complejidad de ciertos asuntos. Muchas veces, pareciera que las personas pueden disociar con facilidad la risa de la seriedad. La risa es un reflejo, como estornudar o pestañear. El humor, por su parte, es una construcción conceptual y específica de cada sociedad, aunque en un mundo globalizado y culturalmente bastante homogéneo el humor también se vuelve más universal y menos específico. Aún así, sí existen ciertas especificidades contextuales que podemos todavía identificar, y qué hacen que lo que nos hace reír acá, tal vez no haga reír a las personas en otro lugar. Retomando la cuestión de la seriedad versus el humor, creemos que esa es una falsa dicotomía.

De pronto también por eso ahora hay tanto humorista en el arte, porque es una forma de pensamiento y expresión emocionalmente muy compleja. Profundamente humana en el sentido que es caótica como la mente misma, excediendo por mucho la racionalidad y el positivismo simplón. Además, el humor es una forma de empoderamiento, una manera de desmantelar las estructuras de poder o, al menos, de re-ensamblarlas desde la perspectiva del oprimido o del subalterno. Esta capacidad del humor como registro crítico discursivo, toma una relevancia particular en el caso del arte hecho desde una periferia, una colonia o desde cualquier lugar de enunciación que aún tiene una identidad algo maltrecha. El humor tiene la facultad de desestabilizar el poder porque  juega con la sorpresa, los secretos y el afecto. A veces tiene tiene la forma del humor negro, buscando la risa en lo más doloroso y tabú; otras veces es la puerta de entrada para lo solapado, el cinismo y el sarcasmo, rasgando el límite entre lo admisible y lo reprochable. Cuando el humor juega con la corrección del humor mismo, surgen gestos como los chistes hueso (la burla siendo presa del ridículo), similar a cuando el arte reflexiona sobre sus propias normas, dando resultados a veces cómicos y en otras ocasiones cayendo en el preciosismo ininteligible de quienes disfrutan de observar su propio ombligo.

La exposición colectiva APUNTE busca trazar líneas de fuga entre los planos de las artes visuales, la cultura popular, las expresiones culturales idiosincráticas, y la realidad de un país que transita en el filo de la tragicomedia. Busca entender en qué lugares y de qué manera emerge el humor, ¿se trata acaso de un mecanismo de defensa ante la realidad avasalladora, o será una máquina de guerra, un caballo de Troya que contiene una fuerte potencialidad de rebeldía y en última instancia, de transformación? La enunciación de lo vedado, el juego intelectual y la suspicacia frente al poder caracterizan tanto al arte como al humor. En el campo de las artes visuales, la entrada del humor se siente a veces como una suerte de contaminación conceptual del espectador, un pequeño germen de algo incómodo, algo que no debería estar allí, algo que desentona en el supuesto “cubo blanco”, espacio de pureza conceptual y formal, en el que tal vez la carcajada se supone inadmisible. Esperamos ahondar en los esquemas propios de esta “contaminación”, superponer y acercar otras prácticas conceptuales colindantes con el arte contemporáneo, y encontrar el espacio común de la picardía, celebrar la figura contracultural del prankster, y tal vez lograr descolocar alguno de tantos preconcebidos sobre lo que es y lo que no es “arte” en el proceso.


Curaduría: María Adelaida Samper y William Contreras Alfonso

Apertura: jueves 24 de agosto de 2023, 7:00 p.m.

Clausura: viernes 2 de septiembre de 2023

Lugar: Casa Hoffmann | www.casa-hoffmann.com

Dirección: Cra 2A #70 – 25, Bogotá, Colombia

Artistas: Gastón Bettelli, Silvie Boutiq, José Covo, Choneto, Rafael Díaz, Andrea Echeverri, Lorena Espitia, Juan Haag, Paulo Licona, Adriana Martínez Barón, Gabriel Mejía Abad, Erika Montoya, Iván Navarro, Actualidad Panamericana, Juan Manuel Parra, Juan Sebastián Peláez, Mateo Rivano, Yeraldín Rosero Vallejo, Bernando Salcedo, María Mercedes Salgado, Trabajajajar, Juan Uribe, Jairo Valenzuela.