Valentina Ruiz
Valentina Ruiz es artista y docente. Es Magíster en Artes plásticas, electrónicas y del tiempo de la Universidad de los Andes con tesis meritoria y grado Cum Laude. Es egresada como Maestra en Artes Plásticas de la Facultad de Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Centra su práctica artística en la observación atenta de la conciencia de la materia, y aplica mediaciones electrónicas para descomponer sus narrativas. Ruiz investiga las posibilidades plásticas que materialidades de cualidades tecnológicas, electrónicas u orgánicas adquieren frente a las transposiciones temporales de la memoria natural y digital.
Ruiz ha participado como artista, curadora y coproductora en escenarios del arte contemporáneo local, como ARTBO | Artecámara y VOLTAJE | Salón de Arte y Tecnología, entre otros. Fue curadora de la Galería Neebex en el 2019 y actualmente hace parte del colectivo Proyecto_555, con el cual llevó a cabo el laboratorio CyberDuelos en el espacio experimental El Parqueadero del Museo de Arte Miguel Urrutia (Bogotá); participó en la muestra experimental de video Días del futuro pasado en la Galería Santa Fe (Bogotá), e hizo parte del Tercer Salón Universitario de Fotografía en 2017.
Actualmente se desempeña como docente en el área M.E.A.T. del Departamento de Arte de la Universidad de los Andes y en el área de artes electrónicas de la Pontificia Universidad Javeriana. Paralelamente, crea proyectos multimedia, escultóricos e instalativos en gran formato, enfocados en la materia, el transmedia y las prácticas plásticas atravesadas por tecnología. Es observadora de la materia y su conciencia implícita en las narrativas que la componen y la mediación electrónica que la descompone.
Eco 9:16
Eco 9:16 es la fractura, es el vestigio de una acción que nos recuerda lo frágil del ser, es el accidente, el error o el daño, aquello que nos pone en duda como imagen. La óptica contenida que se quiebra a partir del impacto, se desdibuja así misma develando su fiscalidad, su fragilidad, su plasticidad y la ilusión de la luz digital; es la fuga de la imagen líquida. Se disloca su referente contenido más común.
El ‘Yo’, la persistencia del reflejo, el narcisismo y la constante obsesión de auto reconocerse ante el reflejo de lo representado se funden. Solo queda la re-animación de la ruina, golpes sintéticos, rítmicos y fuertes estruendos que solo revelan el vestigio puro de su fisicalidad. La dermis tecnológica con la pantalla lacerada re-aparece intempestivamente develando su quiebre. Es la imagen del cuerpo contenedor de ilusión quien se abisma a partir de la pérdida. Es la materia de su proyección.
El despliegue del maquínico video devela su aparatosa forma, des-fundiendo el soporte visual, se separa y se rescata el desecho de su propio cuerpo destruido, acoplado y despojado de representación a partir de su obsolescencia programada. La ilusión es expulsada, y su forma es reafirmada, la luz.