Andrés Felipe Ñáñez

Como artista construye instalaciones donde convergen el sonido, la interacción audiovisuales, procesos termodinámicos, realidad aumentada, realidad virtual y robótica, en busca de ambientes polisensoriales, que generen imágenes de lógicas abiertas en pro de la construcción de poemas mediatizados. Parte importante de su desarrollo profesional se ha desarrollado en torno a la investigación sobre temáticas artísticas relacionadas con los medios de comunicación, la hipermediación, los mecanismo de soporte de información como obra de arte, la percepción y la alteración de los sentidos gracias a la imagen mediatizadas reproducibles. Sus obras han recorrido varios lugares del mundo como México, Canada, Estados Unidos, Ecuador y Argentina. Obtuvo el título de pregrado de Músico con énfasis en Composición en la Universidad Nacional de Colombia y la Maestría en Artes Plásticas y Visuales en la facultad de Artes de la misma Universidad, adicionalmente está cursando en la Universidad de los Andes la Maestría en artes Plásticas, Electronics y del tiempo.

Marcapasos pitonisa I


Escultura sonora.
Medidas variables

© Casa Hoffmann 2024


Marcapasos pitonisa II y III


Escultura sonora.
Medidas variables

© Casa Hoffmann 2024

El tiempo y la revelación del movimiento sobre el entendimiento del sonido como instrumento hipnótico maquinal, una máquina que nos recuerda cómo en las venas de la ciudad marcamos ciclos eléctricos dentro de sus arterias fluye energía, estos marcapasos nos advierten a cada ciclo y lectura de los hercios como ritmo eléctrico de nuestro futuro y cada segundo.

Marcapasos pitonisa I

Ecos de la Máquina Temporal

En la quietud del espacio, emerge una escultura, eco de la eternidad. Un reloj de sombras y susurros, que con su movimiento revela el misterio del sonido. Instrumento hipnótico, cuyos giros mecánicos imitan los ciclos eléctricos que palpitan en las arterias de la metrópoli, marcando el ritmo de un futuro electrificado.

Marcapasos pitonisa II

Oráculo de la Ciudad Eléctrica

Silente y poderosa, la escultura se erige como un oráculo de acero, narrando la odisea del tiempo. Su forma, un instrumento que encanta y seduce, evoca la revelación del sonido en su esencia más maquinal. En las venas de la urbe, marca los ciclos eléctricos, un faro que ilumina cada segundo del camino hacia el porvenir que nos aguarda.

Marcapasos pitonisa III

Sinfonía de Hierro y Energía

Ante nuestros ojos se alza, majestuosa, una estructura que desafía el tiempo. Su presencia, un himno al movimiento y la revelación, convierte el sonido en una danza maquinal. Como un marcapasos urbano, dicta los compases de la energía que fluye, advirtiendo con cada ciclo la cadencia de los hercios que componen el ritmo eléctrico de nuestra existencia.