Cómo convertir su viejo celular en una obra de arte
Por Eduardo Arias | Revista CAMBIO | 14 May. 2023
A primera vista podría pensarse que Loutek es una mirada nostálgica y un tanto irónica a dispositivos eléctricos y electrónicos que están en desuso. Sin embargo, más allá de la intención de jugar con lo viejo y lo obsoleto, en varios casos apelando al humor, en esta muestra se ofrece una mirada mucho más profunda. Por un lado, es un ejercicio de reciclaje, reparación, hackeo y de elaboración artesanal a partir de objetos que provienen casi todos de la gran industria. En muchos casos llama la atención el ingenio de estos ingenieros-escultores que, al unir estas piezas en desuso, en mal estado o incompletas, logran transformar en arte y poesía elementos que a primera vista son material de desecho.
Eduardo Arias
La exposición LOUTEK, que se exhibe en la galería Casa Hoffmann, muestra esculturas y montajes de 23 artistas que utilizan materiales tecnológicos obsoletos para elaborar piezas que muestran su ingenio. También cuestionan las implicaciones ambientales del desaforado consumo de dispositivos electrónicos.
Carcasas de teléfonos celulares, circuitos impresos desnudos, fragmentos de viejas impresoras, esculturas que se mueven con ingeniosos (y a veces absurdos) mecanismos, pantallas de video, fuentes de luz…
A primera vista podría pensarse que LOUTEK es una mirada nostálgica y un tanto irónica a dispositivos eléctricos y electrónicos que están en desuso. Sin embargo, más allá de la intención de jugar con lo viejo y lo obsoleto, en varios casos apelando al humor, en esta muestra se ofrece una mirada mucho más profunda. Por un lado, es un ejercicio de reciclaje, reparación, hackeo y de elaboración artesanal a partir de objetos que provienen casi todos de la gran industria. En muchos casos llama la atención el ingenio de estos ingenieros-escultores que, al unir estas piezas en desuso, en mal estado o incompletas, logran transformar en arte y poesía elementos que a primera vista son material de desecho.
LOUTEK también es un cuestionamiento a la manera como las industrias tecnológicas han disparado un desaforado consumo de dispositivos pensados para durar un año, máximo dos, que a través de sobreproducción y la obsolescencia programada traen como consecuencia graves problemas ambientales cuando estas piezas terminan en un basurero o en el mar.
LOUTEK alude al concepto low-tech, es decir, bajas tecnologías, un movimiento artístico contemporáneo que utiliza materiales recuperados de tecnologías analógicas, ancestrales u obsoletas. CAMBIO habló con Andrés Moreno Hoffmann, director de la galería.
CAMBIO: ¿Cómo es el proceso de investigación que desarrollan ustedes? ¿La curaduría forma parte de esta investigación? ¿Ustedes hicieron convocatoria o buscaron a los artistas?
Andrés Moreno Hoffmann: Casa Hoffmann, que se fundó en 2014, no es una galería convencional. Produce, exhibe y divulga investigaciones comisionadas a curadores invitados. A partir de 2016, con el proyecto curatorial Aparato (curado por Andrés Burbano), y posteriormente Paraphernalia (2018, curado por Ricardo Arias), el espacio se especializó en el desarrollo de proyectos que vinculan arte, ciencia y tecnología, con un énfasis en la línea Low-Tec en el panorama contemporáneo de creación. El proyecto Loutek vincula a 23 artistas por medio de una invitación directa por parte del espacio a raíz de un seguimiento y acompañamiento de sus procesos de investigación y creación, convocando tanto a artistas de larga y mediana trayectoria, como a prometedores nuevos nombres que se encuentran incursionando en esta vertiente.
CAMBIO: ¿Cuándo y cómo surgió el movimiento de Bajas Tecnologías?
A. M. H.: Los orígenes de la investigación de los potenciales plásticos, discursivos y conceptuales de las Bajas Tecnologías pueden rastrearse hasta la segunda mitad del siglo XX en Italia, en medio del movimiento Arte Povera, donde (como resultado y respuesta hacia la fascinación de los futuristas como Russolo o Marinetti por las máquinas), artistas como Eva Hesse, Marisa Merz y Wolf Vostell comenzaron a integrar a sus obras materiales recuperados como chatarra automotriz, dispositivos electrónicos como televisores, y materiales industriales como aluminio desechado. Nam June Paik es uno de los principales referentes de esta corriente en las décadas de los 60 y los 70, habiendo hecho uso de tecnologías mediales como la televisión y las cámaras portátiles de video para crear instalaciones multimedia y objetos esculturales que reflexionan críticamente sobre dichos desarrollos tecnológicos.
CAMBIO: ¿Cómo se ha manifestado este movimiento en nuestro país?
A. M. H.: En Colombia uno de los nombres más importantes en la corrient Low-Tech es Feliza Burstyn, quien desde finales de los años 50 empleó recursos como el objeto encontrado y el ensamblaje a través de técnicas de soldadura para realizar producciones escultóricas de cualidades cinéticas, sonoras, y posteriormente hizo instalaciones a partir de chatarra y materiales industriales, llevando a cabo de ese modo una propuesta artística denominada por sí misma como “Romanticismo Motorizado”. En la actualidad en Colombia, los artistas vinculados a la corriente Low-Tech desarrollan investigaciones que abordan temáticas como la relación del ser humano con el paisaje y los recursos naturales, como es el caso de Leonel Vásquez; las fuerzas energéticas de la naturaleza, investigación desarrollada por Alba Triana; los efectos de la agroindustria sobre las comunidades agricultoras, temática explorada por Miguel Kuan; los usos plásticos de materialidades recicladas, en el caso de Carlos Bonil, o la música concreta y la experimentación sonora, en el caso de Mauricio Bejarano, entre otros.
CAMBIO: ¿Cómo circulan este tipo de obras? ¿Solamente en circuitos institucionales o existe un público interesado por adquirirlas?
A. M. H.: Las propuestas de Bajas Tecnologías que se han desarrollado desde Colombia han hecho presencia principalmente en circuitos institucionales como museos y fundaciones. A partir de su investigación, Casa Hoffmann ha hallado que las piezas artísticas Low-Tech cuentan con características técnicas, estéticas y conceptuales que causan un impacto en el público y un interés para investigadores y coleccionistas no menores a los causados por las propuestas artísticas elaboradas con altas tecnologías.
Artistas participantes: Jorge Barco, Carlos Bonil, Julia Bejarano, Mauricio Bejarano, Falon Cañón, Andrea Cárdenas, Carlos Castro, Arcángel Constantini, Miguel Kuan, Juan Melo, Hamilton Mestizo, Catalina Mora, Larry Muñoz, Andrés Felipe Ñáñez, Colectivo Paramédicos, Alberto Roa, Carlos Rojas Verona, Valentina Ruiz, Adriana Salazar, Fernando Sierra, Alba Triana, Leonel Vásquez, Alejandro Villegas.
LOUTEK
Casa Hoffmann – Carrera 2A # 70 – 25 (Bogotá, Colombia)
Abierto de martes a viernes de 11:00 a.m. a 6:00 p.m., y sábados de 11:00 a.m. a 4:00 p.m.
La exhibición termina el viernes 2 de junio de 2023