TREMOR. CUANDO TIEMBLA EL CUERPO SOCIOPOLÍTICO. SANDRA RENGIFO EN CASA HOFFMANN

Por Úrsula Ochoa | ARTISHOCK | 08 dic. 2021

Sandra Rengifo plantea diferentes estados tanto físicos como psíquicos del ser humano a través de pinturas, objetos, fotografías y trabajos audiovisuales que conservan un aura atemporal. Ese llamado “neoromanticismo sintético” que nos recuerda las atmósferas del Romanticismo alemán que exaltaba la potencia de la naturaleza frente a la civilización y sus productos –o aquello que El Siglo de las Luces consideró el más espléndido fruto del esfuerzo humano bajo la razón y, en este caso, bajo la dominación de las estructuras capitalistas-, se ha convertido en una particularidad que nos permite identificar su obra desde cualidades tanto estéticas como discursivas.

Úrsula Ochoa

Antes, la angustia que nos causaba la naturaleza venía de que éramos demasiado pequeños y la naturaleza inmensa. Ahora tenemos la misma talla, influimos en cómo la tierra se comporta. Y es desorientador, por ejemplo, para los jóvenes que se manifiestan. De la extrema izquierda a la extrema derecha, todas las posiciones políticas están marcadas por esta angustia.

Bruno Latour (2019)

La angustia, el miedo, el terror, o la sinrazón, son sensaciones que en el arte han tenido una importante vindicación gracias a los postulados de una serie de escritores y filósofos en el siglo XVIII, entre ellos Edmund Burke (1729 – 1797) que, en buena medida inspirado por poetas como John Milton (1608 – 1674), así como por el clásico tratado de Pseudo-Longino -aquel que asigna la cualidad de sublime al más elevado de los estilos retóricos-, edificó reflexiones sobre las estéticas de las sensaciones humanas, evidenciando una praxis artística que todavía tiene enormes potencialidades plásticas y expresivas, y que son exploradas por algunos artistas en nuestra época contemporánea.

El de Sandra Rengifo (Bogotá, 1979) es un trabajo potencialmente poético, que requiere introducirse mucho más en lo profundo de las sensaciones del hombre y sus premisas existenciales. En ese sentido, es justo mencionar que la artista ha basado algunas de sus propuestas en escritos de Søren Kierkegaard, considerado por muchos como el padre del existencialismo en Occidente.

Rengifo presenta su obra reciente en Casa Hoffmann con el apoyo de la Pontificia Universidad Javeriana. Se trata del proyecto ganador de la Beca Red Galería Santa Fe 2021. La muestra, titulada Tremor, se compone de una serie de obras que se iniciaron en el 2016 con Los Lirios del Campo y las Aves del Cielo, caracterizadas por sus tintes melancólicos sobre la vida de los campesinos, así como por la belleza del paisaje desde un ambiente enmarcado por las consecuencias del conflicto interno.
La exposición “se trata de una suerte de ´neoromanticismo sintético´ que abarca las premisas del existencialismo, el devenir de lo cotidiano, la revisita del pasado y el pensarse en el presente: cuerpos que cargan, cuerpos enfermos, cuerpos que cuidan, cuerpos padeciendo la inclemencia”.

La artista trabajó junto al curador e historiador de arte chileno José M. Santa Cruz, quien desde una novedosa propuesta metodológica ofrece la posibilidad de entender el mundo a partir del acercamiento que explora relaciones tanto materiales como semióticas en los campos sociales, entablando un diálogo interesante con la teoría del Actante-Rizoma planteada por Bruno Latour (1947-), uno de los filósofos franceses más interesantes en la actualidad, quien desde la antropología y la sociología trabaja sobre algunos fenómenos a partir de la ciencia, la tecnología y sus consecuencias en las sociedades.

La teoría del Actante-Rizoma es un enfoque ontológico de la teoría social originado en el campo de los estudios sociales de la ciencia en los años ochenta. Básicamente, considera como “actante” (es decir, el que realiza el acto en un sistema narrativo) tanto a humanos como a objetos (no-humanos) y sus discursos. Latour señala la importancia de lo tecnológico en la explicación del mundo, tratándolo de una manera equivalente a la manera en que se trata lo social. Esta teoría pone especial atención en las redes que se establecen en la producción, enfatizando que nadie actúa solo y que hay un gran número de “actantes” que influyen en cada proceso.

Sandra Rengifo plantea diferentes estados tanto físicos como psíquicos del ser humano a través de pinturas, objetos, fotografías y trabajos audiovisuales que conservan un aura atemporal. Ese llamado “neoromanticismo sintético” que nos recuerda las atmósferas del Romanticismo alemán que exaltaba la potencia de la naturaleza frente a la civilización y sus productos –o aquello que El Siglo de las Luces consideró el más espléndido fruto del esfuerzo humano bajo la razón y, en este caso, bajo la dominación de las estructuras capitalistas-, se ha convertido en una particularidad que nos permite identificar su obra desde cualidades tanto estéticas como discursivas. Es justamente a partir de ese ilusorio esplendor que podemos ubicar las reflexiones sobre las que se mueve la propuesta de Sandra Rengifo, un trabajo que nos enseña, sin lugar a dudas, el temblor de los cuerpos en una sociedad agotada y devastada, incluyendo los cuerpos sociopolíticos.

En este sentido, el curador de la muestra plantea el entendimiento de “lo tectónico” en su dimensión constructiva, como materialidad geológica puesta a disposición de la superestructura capitalista. “Los sujetos representados por Rengifo entran en contacto con dicha materialidad tectónica al ocuparse en labores de la tierra, labores manuales, labores extractivas y agrícolas que en el flujo ininterrumpido del capitalismo son frecuentemente olvidadas o menospreciadas, desatendiendo su relevancia fundamental para la vida moderna. Por otra parte, los paisajes elaborados en las piezas de video conducen lo tectónico de vuelta a la tierra y al terreno, enajenado por cuenta de la alteración de la industria y el capital, de la labor que ha dejado tras de sí parajes desérticos y silenciosos, donde las líneas férreas cargan la alteridad entre el paisaje natural y la desolación posindustrial”.

Finalmente, agrega, “Tremor puede entenderse como temblor telúrico, como comienzo o precursor de un temblor tectónico, como terremoto. De este modo, el proyecto se formula alrededor del «tremor» de los cuerpos y de la tierra bajo las dinámicas sociopolíticas contemporáneas: temblor por agotamiento y explotación, pero también del temblor como resistencia, como potencialidad cataclísmica que alberga la posibilidad de agitar la estructura del flujo de capital”.