Valentina Ruiz

Valentina Ruiz es artista, fotógrafa y docente. Es Maestra en Artes Plásticas por parte de la Facultad de Artes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, y Magíster Cum Laude en Artes Plásticas, Electrónicas y del Tiempo por parte de la Universidad de Los Andes. Centra su práctica artística en la observación atenta de la conciencia de la materia, y aplica mediaciones electrónicas para descomponer sus narrativas. Ruiz investiga las posibilidades plásticas que materialidades de cualidades tecnológicas, electrónicas u orgánicas adquieren frente a las transposiciones temporales de la memoria natural y digital. Ruiz ha participado como artista, curadora y coproductora en escenarios como ARTBO | Artecámara y Voltaje | Salón de Arte y Tecnología, entre otros. Hace parte del colectivo Proyecto 555, con el cual llevó a cabo el laboratorio CyberDuelos en el espacio experimental El Parqueadero del Museo de Arte Miguel Urrutia (Bogotá); participó en la muestra experimental de video Días del futuro pasado en la Galería Santa Fe (Bogotá), e hizo parte del Tercer Salón Universitario de Fotografía en 2017. Actualmente se desempeña como docente en el área de artes electrónicas del Departamento de Arte de la Universidad Javeriana. Paralelamente, crea proyectos multimedia, escultóricos e instalativos en gran formato, enfocados en la materia, el transmedia y las prácticas plásticas atravesadas por tecnología.Observadora de la materia y su conciencia implícita en las narrativas que la componen y la mediación electrónica que la descompone. El Peso, circuitos, grasa, pólvora, cables, polvo y bits se funden con la memoria, la ausencia y la evanescencia. Transponiéndose en el tiempo quebrado por la materialidad y su imaginario, resistiéndose al olvido en medio de la liminalidad que la conforma y la deforma.

Ruido secreto Nº8


Video mecánico, pantallas de TV y motores.
54 x 140 cm

© Casa Hoffmann 2024

Eco 9:16 es la fractura, es el vestigio de una acción que nos recuerda lo frágil del ser, es el accidente, el error o el daño, aquello que nos pone en duda como imagen. La óptica contenida que se quiebra a partir del impacto, se desdibuja así misma develando su fiscalidad, su fragilidad, su plasticidad y la ilusión de la luz digital; es la fuga de la imagen líquida. Se disloca su referente contenido más común. El “Yo”, la persistencia del reflejo, el narcisismo y la constante obsesión de auto reconocerse ante el reflejo de lo representado se funden. Solo queda la re-animación de la ruina, golpes sintéticos, rítmicos y fuertes estruendos que solo revelan el vestigio puro de su fisicalidad. La dermis tecnológica con la pantalla lacerada re-aparece intempestivamente develando su quiebre. Es la imagen del cuerpo contenedor de ilusión quien se abisma a partir de la pérdida. Es la materia de su proyección. El despliegue del maquínico video devela su aparatosa forma, des-fundiendo el soporte visual, se separa y se rescata el desecho de su propio cuerpo destruido, acoplado y despojado de representación a partir de su obsolescencia programada. La ilusión es expulsada, y su forma es reafirmada, la luz.